Descripción
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El vals de los desobedientes es el tercer disco de estudio de Jonathan Pocoví.
Después de cuatro años de trabajo, por fin ve la luz lo nuevo de Pocoví. Un disco rompedor y cuidado hasta el último detalle.
Ha sido casi un lustro de investigación, estudio y composición; en el que el artista valenciano se ha sumergido en los sonidos del jazz, rodeándose de algunos los más brillantes músicos del panorama actual.
La guitarra Achtop, el contrabajo y los sonidos de batería más clásicos visten en este álbum de gala al cantautor, que no abandona tampoco su amor por las músicas de Brasil o Cuba. El resultado es una fusión elegante y sofisticada, pero que conserva esa frescura descarada a la que nos tiene acostumbrados.
Amante de los los textos de Javier Krahe, de Sabina y de la canción de autor latinoamericana, en las historias bien hilvanadas de El vals de los desobedientes encontramos ese poso. En su métrica precisa y su afilada ironía reconocemos la herencia de los maestros de las letras en español.
Los textos del álbum rezuman madurez y músculo, curtido durante horas en La guasa decimal, un grupo de decimistas entre los que se encuentran autores como Jorge Drexler, Javier Ruibal, Ismael Serrano, el Kanka, Tito Muñoz o Juan José Téllez; y que se reúne vía WhatsApp para improvisar y compartir poemas en forma de décima.
El hilo conductor del disco, en casi todas las canciones, es la desobediencia; la rebeldía. Encontramos en él historias y personajes que rompen el decorado para salir por peteneras, desenlaces elegidos, y que abren en ocasiones senderos insospechados.
Cuenta con colaboraciones estelares como las de Santiago Auserón en El negocio de la música, donde los dos artistas conversan con aire irónico (y a modo de diálogo entre un principiante y un autor consagrado) sobre la industria musical.
En El gimnasio, también con cierta guasa, Pocoví y Javier Ruibal (que es autor de la letra) nos cuentan una historia extravagante y divertida, no exenta de cierta moraleja, donde en el fondo, encontramos cierta crítica a ese culto al cuerpo reinante en la sociedad de nuestros días.
En definitiva, El vals de los desobedientes es un disco que uno no debe perderse, donde la canción de autor, pese a mantener toda su sustancia literaria, trasciende a un plano musical elaborado y exquisito
Agotado
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